Un hecho en el que debemos poner atención y no dejar que pase como anécdota periodística, es que en la comunidad de Alcozacán, perteneciente al municipio de Chilapa, Guerrero, un grupo de 19 niños indígenas, entre seis y quince años de edad, en su mayoría huérfanos, desde hace más de una semana sean parte de las autodefensas de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y Pueblos Fundadores (CRAC–PF).
Lo más simple sería condenar a los indígenas nahuas que decidieron comunitariamente que ante la inacción de los tres órdenes de gobierno, la respuesta es armar a niños y colocarlos como amague para ver si alguien pone atención en la terrible violencia que padecen desde hace varios años.
El llamado de auxilio que hacen desde estas comunidades, usando a los más vulnerables, es para que la sociedad se involucre, se preocupe y se ocupe en esta situación y también el que todas las dependencias federales, estatales y municipales asuman su responsabilidad, que determinen medidas coordinadas para enfrentar a los grupos del crimen organizado, que han asesinado a un centenar de indígenas en los últimos meses.
Los sistemas nacional y estatal de protección de niños, niñas y adolescentes, deben intervenir para salvaguardar la vida de estos pequeños, a quienes no se les preguntó sobre la determinación de reclutarlos, además de que sin violar la autonomía de los usos y costumbres de los pueblos originarios, se debe acudir a establecer un acuerdo no sólo para que se desarme a estos pequeños, sino también para que existan garantías para que acudan a la escuela, se les garantice condiciones de salud y alimentación, reciban terapia por la pérdida reciente de sus padres y sobre todo buscarles el cobijo de adultos que los atiendan, les den cariño y ternura.
La Ley General de Niños, Niñas y Adolescentes, las instituciones de protección de la niñez y la familia deben servir para prever y resolver este tipo de situaciones, y más allá de ellas también las autoridades deben preservar la vida de los menores y aplicar las medidas necesarias para que no sigan en riesgo. Además, todos deberíamos recordar el no exponer de forma pública su identidad.
En el Senado de la Republica, en los últimos tres periodos ordinarios de sesiones, diferentes grupos parlamentarios han presentado iniciativas para proteger la vida, salud y bienestar de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país.
Como grupo mayoritario seguiremos impulsando esta tarea y además estaremos atentos al cumplimiento de leyes y normas para que la sociedad sea garante de la supervivencia de la niñez, futuro de nuestra nación.
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